Previo a las elecciones 2024, el Gobierno de México “sacó la billetera” y elevó su gasto público en 24.2% anual de enero a abril con 2 billones 166 mil 794.6 millones de pesos, esto generó un aumento de casi el triple del déficit fiscal (déficit es dinero gastado que no salió del pago de nuestros impuestos). En 2023 el déficit, “tarjetazo” o crédito que contrató el gobierno para tener dinero y gastarlo fue de 60 mil millones, y en 2024 fueron en total 377 mil millones, es decir, que en este año electoral aumentaron el gasto casi 6 veces más. Hacienda ya había advertido que en el presupuesto de este año que “el déficit se iría hasta arriba”.
Por otro lado, la Secretaría del Bienestar que es la que administra los programas sociales del gobierno de López Obrador, aumentó su gasto en este año en 65%, es decir, gastó 100 mil millones de pesos más (esa cantidad de dinero fue la utilidad del banco BBVA en 2023, o esa es la misma que necesita Acapulco para ser reconstruido).
Este nivel de gasto se explica (entre otras cosas) porque se destinó a las ayudas que dio el gobierno a lo largo de este 2024, también por la celeridad para terminar las obras emblema del gobierno obradorista, ahora se espera que después de agosto este nivel de gasto baje porque las finanzas públicas no pueden sostener este nivel de gasto, o al menos eso sería lo deseable.
Ahora, lo preocupante es saber si el gobierno de Claudia Sheinbaum continuará con la misma política y obras de AMLO, porque de ser así se ven difíciles las cuentas públicas para los siguientes meses, la pregunta que muchos se hacen es si ¿habrá devaluación con el gobierno de Sheinbaum? Revisemos qué ha pasado en periodos electorales de sexenios pasados:
En general en México no le va mal a la economía en el año de las elecciones, el verdadero problema se encuentra en el primer año de cada nuevo gobierno, es decir, que podríamos esperar que el 2025 sea un año complicado y peor si la administración de Sheinbaum da muestras de que daría continuidad al modelo y discurso obradorista. Revisemos como fueron las elecciones pasadas en materia económica:
- Año 1994: fue el año del llamado “Error de Diciembre”, una frase del ex presidente Carlos Salinas de Gortari que se refiere a las malas decisiones tomadas por el presidente entrante Ernesto Zedillo y (según él) no en su sexenio. En ese año la falta de reservas internacionales generó una devaluación del peso en los primeros días del mandato de Zedillo. En noviembre de ese 1994 la economía estaba creciendo en 6.4%, pero en 1995 se desplomó.
- Año 2000: en el último año de Zedillo la economía mexicana crecía a tasas de entre 5 y 6%, pero en 2001, es decir en el primer año de Vicente Fox la actividad económica cayó de nuevo, aunque menos que con Zedillo.
- Año 2006: año en donde Felipe Calderón gana la presidencia de manera que aún en estos días no está del todo clara, la economía mexicana estaba creciendo y en 2007 no hubo recesión, pero sí freno económico.
- Año 2012: en el último año de Calderón tuvimos crecimientos moderados de alrededor de 3%, pero en el primer año de la administración de Enrique Peña (2013) la economía cayó y se estancó, sin crecimiento y lo más que llegó fue a 1%.
- Año 2018: la economía con Peña Nieto iba bien en el primer semestre, pero en el segundo semestre cuando se anuncia la cancelación del aeropuerto de Texcoco, de nuevo vuelve a caer nuestra economía.
- Año 2019: el primer año del gobierno de López Obrador fue de un freno a la economía con tasas negativas.
¿A qué se debe lo anterior? en parte a que al gobierno entrante le cuesta trabajo entender cómo se gasta y se toman las riendas de la administración, lo cual sucede porque las transiciones de poder no son tan efectivas como se piensa que deberían de ser.
Insistimos ¿aquí lo interesante será saber si el nuevo gobierno continuará con el mismo nivel de gasto y si habrá o no una reforma fiscal. Por otro lado, a los empresarios no les sorprendió el triunfo de Claudia Sheinbaum, las encuestas hace meses dejaban ver que así sería, sin embargo, lo que los tiene preocupados es la conformación del Congreso porque nadie estimaba que el partido Morena sería mayoría, ello quiere decir que la siguiente administración no tendrá que negociar nada con la oposición y podrá hacer los cambios constitucionales que quiera (algo que no sucedió con AMLO que sí encontró obstrucciones para las reformas que quiso llevar a cabo). Esta incertidumbre puso nerviosos a los empresarios e inversionistas (de México y EU), y por ello el lunes 3 de junio la Bolsa Mexicana de Valores cayó 6.1%, la peor desde el 9 de marzo de 2020 (el año de la pandemia), además también nuestra moneda perdió 4.4% ante el dólar y llegó a niveles no vistos también desde marzo de 2020.
La presidencia y el Congreso dominados por una sola fuerza política inquieta a las mujeres y hombres de negocios dentro y fuera de México, porque hace pensar que las reformas constitucionales propuestas por López Obrador del pasado 5 de febrero donde pretendía transformar profundamente a los poderes públicos, eliminar organismos autónomos, reformar al Instituto Nacional Electoral, transformar a la Suprema Corte de Justicia, entre otros, ahora sí no encontrarán ningún tipo de freno si es que la nueva presidenta decide llevarlas a la realidad. Los mercados financieros tienen temor de la excesiva concentración de poder del cual gozará el poder Ejecutivo Federal, porque con este nuevo Congreso no tendrá contrapesos, algo que no sucedió con AMLO, quien no gobernó para las clases medias ni para los inversionistas. Aquí la gran pregunta es si Sheinbaum se alejará del discurso obradorista o seguirá la misma línea de su predecesor: gobernando sólo para algunos sectores sociales, atacando a los que considere sus “adversarios” y dividiendo a la sociedad, además de mandar señales de incertidumbre y negativas a empresarios e inversionistas.